jueves, 19 de octubre de 2017

Llorar y llorar

La niña llora por esto, lo otro y lo de más allá. Recibo una llamada que me da mucho gusto, pero ella está llorando; ni modo: no puedo hablar. Se lleva un cuadrito de cera a la boca, le digo que no, se le cae y le digo un "mira, ya lo has tirado" que no es amable. Malo terrible: se pone sentimental. Uno es el llanto de "quiero esto, quiero lo de más allá" y otro es el llanto de "estoy triste hasta la médula de mis dos años". Llega el momento de la cama. Encuentra las tetas: algo dice, no recuerdo qué; digo "ya no tienen leche". Acabose. Pena penita pena. Para empezar creo que no es cierto. No pretendía mentirle: el "no tienen leche" me salió del alma. Le ha parecido tan triste que estaba dispuesta a dejar que se prendiera si eso la consolaba; pero no. Tocó un poquito los pezones y estuvo de acuerdo con guardarlas. Antes de dormir hubo algún par de motivos más para llorar.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Todos tenemos un día o un momento tonto sin necesidad de que alguien nos diga algo poco amable. Nos sucede a los mayores, ¿cómo no a una niña de dos años?

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