lunes, 22 de agosto de 2016

Nota sobre el asunto del presidente plagiador

El señor presidente me hizo recordar a una alumna de primer semestre de Psicología, en un curso de Epistemología. Rechacé su trabajo final y le adjunté los dos artículos que había plagiado. Ni se apenó, ni se lamentó por haber sido descubierta, ni respondió con cinismo. Estaba indignadísima: realmente descompuesta. Tardé unos veinte minutos en entender que de verdad estaba convencida de que era su trabajo -al que había puesto esfuerzo y dedicación-, porque ella había elegido los artículos -probablemente hasta los había leído- y había hecho el copy/paste necesario: no todo un artículo y luego el otro, sino algo del primero, algo del segundo, de nuevo algo del primero.

Creo que Peña puede sinceramente creer que el plagio en su tesis es una peccata minuta. Como han dicho por ahí, así resulta si se le compara con "lo demás" que puede señalarse sobre su actuar. Pero dice mucho. A mí me habla sobre todo de la soberbia de pasar por encima de lo que sea para obtener recursos de poder.

Luego está lo que se evidencia con la reacción ante el "descubrimiento". Si las tesis no se leen, si muchas tesis no se revisan con rigor, si pululan profesionistas mal preparados, ¿cómo queda dimensionado el que el señor presidente haya plagiado la suya?

De dar pena el machismo en las críticas a Carmen Aristegui. Entiendo que el reportaje "supiera" a poco. La verdad es que yo también estaba expectante por conocer "otra faceta" de Peña Nieto, y no sentí que me "enterara" de algo. Pero no juzgo el valor del reportaje por mi "sensación": no es lo mismo asumir algo porque a eso lleva la lógica, que recopilar evidencia, organizarla y presentarla de modo que se puede asegurar: "pasó esto". Como sea: qué mal quedan las diferentes versiones de que Aristegui acusa porque es una mujer despechada.

Silvia Parque

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