martes, 4 de noviembre de 2014

La persona introvertida con la gente

Es fácil interpretar una actitud introvertida como arrogancia o desprecio hacia los otros. Habría que dar el beneficio de la duda a las personas que parecen serias o adustas...

Cuando era niña me resultaba difícil relacionarme con las demás personas, de modo que me sentía incómoda en la mayoría de las situaciones sociales; no era nada "contra" las personas, pero a menudo se me trataba como si estuviera siendo despreciativa -luego, sí tuve una listita "contra las personas" y sí me hice despreciativa; pero al principio, no-. Lo más frustrante es que a veces estaba pasándola bien, o al menos nada mal, y llegaba algún adulto a alentarme a "relacionarme y disfrutar", de modo que el mensaje implícito era que mi actitud estaba mal. Y tal vez no tenía la mejor actitud, pero tampoco era la mala actitud que ellos creían, ni se me iba a "quitar" con la instrucción: "cambia".

Hace poco estaba en un evento, pasándola bien con normalidad, y la anfitriona me invitó tres veces a integrarrme a los demás. En la tercera ocasión, le pedí que no se preocupara, y señalé que estaba "muy integrada". Por el contexto y la persona, sé que le movía un sincero interés de que todo saliera bien y de que yo estuviera a gusto. Por supuesto, no siento lo que sentía cuando era niña, para empezar porque no había ni rastro de estarme juzgando como "malencarada"; pero me lo recordó. Digamos que con buena voluntad, la persona introvertida puede parecer triste o distante. Pero habría que ver cada caso particular.

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Sé de que hablas. Es contraproducente además, si a una persona tímida o introvertida la pones en el punto de mira con frases así, únicamente consigues que se retraiga más.

    A mí me ocurre mucho, y hablo de la actualidad y con gente que me conoce pero no a fondo, tal vez he estado con esa persona de tu a tu de una manera más abierta porque yo soy mucho de "uno en uno" y luego estar tranquilamente en una reunión donde no me siento incómoda, pero esa misma persona preguntarme 25 veces si me ocurre algo, o si estoy enfadada o me siento mal...eso me hace sentir incómoda, es con buena intención, pero en grupo me suelo aislar un poco sin darme ni cuenta, y que estén encima mío empeora la situación, realmente me incomoda

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    1. ¡Sí que es contraproducente! :D
      Lo más incómodo, creo, es cuando tú te sientes de lo más normal, sabes que no eres la reina de la fiesta, pero te sientes normal, y al oír que te preguntan algo como lo que dices, "si te ocurre algo", pues tienes que monitorearte a ver qué cara estarás poniendo... a mí el rastro de cuando era niña me hace preguntarme "¿seré tan rara?" Lo dejo ir rápido... cuando era niña sí que me hacía sentir mal.

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  2. A mí también me pasa eso y a veces simplemente es que me gusta permanecer un poco al margen y observar. Un beso.

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    1. Pues sí, a veces observar es un modo de "estar ahí", de "disfrutar". Yo puedo disfrutar mucho, por ejemplo, ver a la gente bailar...
      Un beso, Susana :)

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  3. A mí de pequeña me ocurría que siempre estaba seria. Y el día que me daba por sonreir, siempre había alguien que decía: "anda! Pero si sabe sonreir!". Y me ponía seria otra vez! Ainsss

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  4. Es raro cuando vivimos en un país donde la cultura o las normas que nos rodean dictan que los códigos sociales deben ser extrovertidos. Los que no somos así debemos hacernos de una guía de sobrevivencia: sonreir, hacer smalltalk, sentarte viendo hacia el frente, hacer como que te conectas con el otro, sonreir cuando los otros lo hacen, etc.
    Como que uno aprende sus truquitos, o no...

    No tengo nada en contra de ello, solo pienso cómo es en otros países donde prevalecen las personalidades introvertidas...los extrovertidos deben pasarla igual que nosotros acá en México.

    Me identifico contigo en esto...

    ¡Saludos!

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    1. Pues sí, se aprende cómo ir por ahí pudiendo estar :D
      Me causa gracia pensar que sea diferente en otras partes y que los extrovertidos tengan que aprender a moderarse :)
      ¡Saludos, Mel!

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