Tuve cuatro novios -uno primero, y después el otro-. El primero fue una cosa de niños, de un ratito. El segundo fue una cosa de "me gusta que me lleves a mi casa en tu coche", y duró un ratito todavía más breve. Por ilustrar: hasta ese momento no había dado un beso. Así que nada más cuento a un "ex". Parece que nos quedamos con muina después de "terminar"; pero nos encontramos dieciséis años después -si mal no recuerdo-, y creo que quedamos en paz; "cerramos círculos", como se dice. Teníamos una historia referente a la otra persona en la relación, es decir, él sobre mí y yo sobre él, que la otra persona prácticamente desconocía. Gané el buen recuerdo de lo bueno que hubo, y la actualización del cariño.
Decir que nos encontramos podría sonar a que casualmente nos topamos un día. Y no. Yo lo busqué. Le mandé un correo electrónico, me contestó, y nos pusimos al día. Fue bueno. Me dio gusto que hubiera hecho una familia, y que alcanzara metas que le importaban. Me hizo gracia ver en qué seguía siendo como antes. Sobre todo, me hizo verme a mí. Los otros son nuestros espejos, y "un ex" es un espejo valioso porque contiene una mirada del pasado que cuando se actualiza, te remueve algo de la forma de mirarte a ti misma. Puede que pase algo así con los amigos que vuelves a ver después de mucho tiempo, pero es diferente porque a quien ha sido pareja se le conoce en lo íntimo.
Silvia Parque
No hay comentarios:
Publicar un comentario