viernes, 12 de septiembre de 2014

Las siete y todo sereno

Hay una hora para cerrar las ventanas de la casa. Entre las seis y las siete, si el día está a tiempo.

Las personas que piensan en la seguridad, pensarán que es debido a que mis ventanas no tienen mosquiteros o rejas, de modo que eventualmente, un mamífero -incluido un humano- podría entrar sin invitación. En realidad me importa más tapar el paso a los bichos; hay una hora de la tarde en que los mosquitos buscan el calor de hogar, sin embargo, esta casa ha estado bastante libre de mosquitos; con los blátidos tampoco ha habido problema, aunque si he captado alguno rondando la ventana de la recámara -dos veces-.

Pero la verdadera razón que me hace necesario cerrar las ventanas al atardecer, es el sereno. Esa entidad que hacía que mi abuela recogiera la ropa del tendedero cada tarde, aunque no estuviera suficientemente seca; si era ropa mía, de cuando era bebé, y no lograba salvarla del sereno: volvía a lavarla. Es más que el airecito nocturno: es el alma del airecito nocturno, que está muy bien que exista, pero afuera de la casa.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. No sé que son los blátidos, y no sé si quiero saberlo jaja.
    El sereno interpreto que es esa humedad de última hora que vuelve a mojar la ropa ¿no?

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    1. Es la familia de las cucarachas :D mi esposo empezó a usar esa palabra hace años, para evitar el impacto emocional que me causaba la palabra de cuatro sílabas ;D
      Mi abuela diría lo que tú: que es esa humedad de última hora. Pero yo digo que es algo más: que es "lo nocturno" hecho materia :D ;)

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