Cuando mi cuerpo se pone malito, me pongo sensible en todos los aspectos. No es raro; muchas personas volvemos a sentir la necesidad infantil de cuidado y apapacho cuando enfermamos; son
regresiones normales. Es un triunfo de la edad adulta, que podamos brindarnos autocuidado y autoapapacho cuando hace falta.
Silvia Parque
Nunca se es demasiado mayor para querer mimos. Un beso.
ResponderEliminarNunca :)
EliminarUn beso, Susana.