miércoles, 6 de agosto de 2014

Sin ganas pero sin queja

Cada mañana, me levanto a hacer ejercicio. Todavía no llego a la cantidad de minutos que pueda provocar un efecto notable en mi cuerpo; pero ya hice el hábito. No considero la opción de omitir el "uno, dos, tres...", y no me fastidia; pero nunca siento ganas de empezar, y de hecho, casi nunca siento ganas de continuar haciéndolo, mientras lo hago. Recuerdo dos días, probablemente los primeros, en que "sentí ganas": no más. Hoy me di cuenta de eso, y pensé que está bien. A veces me imagino con más energía para las cosas que sí me dan ganas de hacer, y me gusta pensar que esa energía alcanza para ejercitarme, digamos, "con ímpetu"; pero en la mañana, no ha sucedido que alcance. Y bueno, creo que así pasa con algunas cosas: no todo tiene que "gustar" digamos "sensitivamente", es decir: algo puede gustar porque es bueno, porque es correcto, aunque no se disfrute del modo en que se disfruta una golosina.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Pero deberías encontrar la manera de que te den ganas... Quizás otro tipo de ejercicios... Si no te durará poco, no?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, creo que sería bueno que me dieran ganas, tal vez poner música que me animara... porque no se me ocurre un ejercicio que me guste... disfrutaba mucho el gimnasio, cuando fui a "hacer circuitos", pero es que estando haciendo, disfruto lo que hago, incluso en ese caso no es que "me dieran ganas"... un día: un día sí recuerdo haberlas sentido. Tal vez yoga, hay un tipo de yoga en el que la gente suda mucho...

      Eliminar