miércoles, 13 de agosto de 2014

No se dé tanto gusto

En el último mes, he visto un promedio de trece películas a la semana y esta experiencia me ha permitido corroborar que una de las peores cosas que le pueden pasar a un director de cine es tener necesidad de darse gusto.

Me queda claro que los grandes directores hacen a su modo, de ahí que una película pueda identificarse como "suya". Supongo que eso les hace sentir satisfacción. Pero el gusto que se dan es a favor de la obra; la necesidad de la obra es la que determina qué se va a hacer; claro que la visión para detectar la necesidad de la obra está en función del modo de hacer del director, pero el enfoque es diferente al de quien solo se da gusto para darse gusto a sí mismo -y no dar gusto a la obra: darle integridad-. Hay malas decisiones de dirección que se deben a que el director siempre quiso hacer esto o aquello y no quiere perder la oportunidad. 

Me recuerda al tesista para quien resulta imprescindible citar todo lo que ha leído, como los cantantes que por hacer garigoles con su voz, dejan de lado el sentido de la canción. 

Silvia Parque

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