viernes, 8 de agosto de 2014

Mi mamá me enseñó

Mi mamá me enseñó a leer. No había notado que no me enseñó a escribir. Me enseñó a leer cuando tenía dos años, así que yo leía cuando entré al jardín de niños; supongo que ahí aprendí a escribir. En realidad, no aprendí a leer con sentido sino hasta el primer grado de primaria, pero la precocidad de mi lectura mecánica, sí me resultó ventajosa; le agradezco por eso.

También me enseñó a pedir perdón. Nunca me habló sobre la importancia de pedir perdón, pero me pidió perdón dos veces, muy importantes. Obviamente, no hablo de las disculpas como forma de cortesía; seguramente nos dijimos "perdón" muchas veces, por educación -por cierto, las formas de cortesía me las enseñó mi abuela, pero todo lo que no aprendí "en ese ámbito", no fue su culpa, sino cosa mía-. Hablo de la valentía de ver que una hizo algo que no está bien, y de asumir la responsabilidad por eso.

Porque también me enseñó a ser responsable. No minimizo el efecto de las múltiples influencias positivas que tuvo mi crianza, en este aspecto; pero mi mamá fue clave para que yo aprendiera que nada más yo era responsable por mí; incluso si "alguien" me hacía algo o si "algo" me pasaba, nada más yo era responsable de mi reacción. Nunca se me ha ocurrido verlo de otra manera; nunca me ha pesado, tampoco; siempre me ha traído sosiego, porque siempre he entendido que entonces puedo ocuparme de cambiar mi situación, porque puedo cambiar mi actitud.

Tal vez esa fue una de las formas en que me enseñó la libertad... porque me enseñó la libertad, mejor que todo lo anterior. Me dejó probarla, y me abrió el camino cuando la asumí. Siempre fui libre de expresarme y de elegir, y ella siempre ha sido respetuosa. El momento cumbre de nuestra relación, en materia de libertad, es una muestra de su generosidad; le dije que quería que siguiera manteniéndome económicamente, pero quería mandarme sola: no pedir más permisos y decidir por mi cuenta. Dijo que sí, creo que dije "gracias", y nada más.

Hace meses, tengo muy presente que lo más valioso que me enseñó, es a tener fe. La fe de mi mamá es increíble, y he descubierto que tenía que ser mi mamá, para que me pusiera en el corazón una semilla de esa fe.

Silvia Parque 

4 comentarios:

  1. Joder Silvia! Tu madre, entiendo por lo que llevo leído tuyo, que no siempre estuvo a tu lado en el sentido literal de la palabra, en carne y hueso digamos, y sin embargo te ha enseñado lo más importante y clave para hacer de un hijo una persona adulta independiente y segura ¿el perdón, la fe, la responsabilidad, la libertad? Pues ole por tu madre.
    Que importante, añado, que una madre sepa pedir perdón cuando es necesario, en eso al menos mi hija va servida, ni ella ni yo tenemos problemas con pedirnos perdón mutuamente y de todo corazón.
    Muchos besos, me ha encantado esta entrada

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :) Mi mamá siempre estuvo de algún modo, y sé que me amó desde el principio; pero dejó que mi abuela me criara, mientras ella estudiaba y luego mientras trabajaba. Sé que jugábamos y paseábamos; pero mientras yo iba creciendo, ella iba estando cada vez menos (o yo iba notando más su ausencia, no sé). El caso es que yo la veía con admiración como algo inaccesible... pero con todo y la situación, se las ingenió para darme lo mejor de sí, que es extraordinario. Creo que de verdad gocé de "cosas" que no todas las niñas; por ejemplo, siempre supe que confiaba ciento por ciento en mí, y siempre pude confiar en ella: siempre cumplió -y sigue cumpliendo- su palabra... Tuve tal complicación para convertirme en adulta, para ser independiente, que no había reparado en lo que dices: mi mamá me había armado para eso: sí. Es genial :) Me armó de muchas maneras y se ponía detrás de mí, lista para proveer más armas, en cualquier batalla.
      Las dos crecimos, y desde mi adolescencia, no me ha "faltado" mamá en ningún sentido, en ningún momento. Vaya si ha estado ahí cuando ha estado difícil :)
      Tu hija y tú tienen un gran tesoro; siempre me resulta grato verlo :) Creo que las cosas del amor nada más se aprenden en la vivencia, y por eso estoy totalmente de acuerdo contigo: qué importante es que una madre sepa pedir perdón cuando es necesario. Es uno de los actos de amor más bonitos.
      ¡Muchos besos, Inma! No te lo digo cada vez que pasas, pero gracias por leer, por comentar, por estar.

      Eliminar
    2. Yo tampoco a ti, pero sí de vez en cuando: Gracias por hacerme pensar y hasta aprender

      Eliminar