En principio, hay que mencionar que es educado, amable, y sonríe. Deberían ser características de rigor en alguien que atiende clientes; pero no pasa mucho por acá. Aparte de eso:
- Cierra la cantidad a favor mío; no redondea a la cifra cerrada más cercana, sino que pasa, por ejemplo, de $15.78, a $15.00.
- Sigue la buena práctica de dar pilón y no un poco, sino generosamente, aunque mis compras son pequeñas.
- Me avisa de buena gana cuando me estoy yendo sin que me haya dado el cambio.
Hoy nos hemos despistado. Me cobró la carne de otra señora, la pagué y me la dio. Afortunadamente, me alcanzaron cuando apenas me había alejado unos metros. Sentí que somos del mismo equipo porque a pesar de que fue más de lo que pensaba gastar, tomé la bolsita y ya me iba, muy a gusto.
Dios prospere su negocio.
Silvia Parque
A mí también me gusta conocer a gente así. No abunda.
ResponderEliminarEs una fortuna toparse con los que hay :)
Eliminar