martes, 3 de junio de 2014

Cuando nos marcamos el camino

Exponer el credo personal es lo de menos. Lo que puede ser realmente difícil es vivir en congruencia con él.

Hoy recordé que en la adolescencia, un poco la energía de la pasión y un poco la ingenuidad, hacen que esta congruencia sea casi "natural". El adolescente que se hace vegetariano puede requerir de esfuerzo para resistir al antojo de las hamburguesas que comen los demás; pero tiene mucha más voluntad para cargar con ese esfuerzo, que casi cualquier adulto con quien se le compare. Es la edad de las grandes causas y de las afiliaciones trascendentales. Por eso, a veces los adolescentes son apetecible carne de cañón para quienes maquinan, desde la frialdad del cálculo, dónde conviene hacer ruido en movimientos de todo tipo: sociales, políticos, religiosos. Por eso, mientras que en la niñez nos marcaron la vida, a esa edad solemos marcarnos el camino.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Totalmente de aucerdo. Es la edad de descubrir el mundo con nuestros ojos, de romper normas, de experimentar. Ya después viene hacer recuento. :)
    Besazo

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    1. ¡Sí! La edad en la que nos hacemos una mirada propia, en la que rehacemos todo lo que podamos a nuestro alrededor... Ya después hay acomodos, ajustes, y más después, recuentos.
      ¡Beso, Dolega! :)

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