martes, 3 de junio de 2014

"Cómo dueles, junio" / De tres guarderías

Robles Maloof titula: "Cómo dueles junio", a su texto publicado hoy en sinembargo.mx.

Ayer, estrenando el mes en la universidad, niños y niñas convirtieron en guardería un sector de "La Kafe", por un breve lapso de tiempo, tras la evacuación de la estancia infantil en la que habían iniciado la mañana. Un incendio en uno de los parques industriales de la zona, motivó la "medida precautoria".

¿Cómo no recordar ese otro incendio, en otro junio? Durante días, he estado leyendo tuits convocando a la #Marchasolemnedelos49, en memoria de la tragedia y para exigir justicia. Vergonzosamente, no se ha hecho justicia, ni por la conmoción que puede causarle al ánimo la descripción de los hechos.

Las personas mueren. También los niños y las niñas. Hasta ese punto, es una pena. Pero cuando mueren porque alguien no hace lo que debió hacer, o hace mal lo que debió hacer bien, hay responsabilidades que asumir. Cuando a quien le toca esclarecer y repartir consecuencias por esas responsabilidades, encubre y tergiversa, está ninguneando a las víctimas. Ahí la situación ya no es penosa, sino vil.

Trabajé en un jardín de niños con estancia infantil, que entre otras gracias, para realizar una visita, metió a un montón de niños en una camioneta no equipada para eso, de forma evidentemente insegura. Había niños hasta en los espacios entre los asientos. Y yo me senté ahí y sostuve al que me quedaba cerca, deseando que un agente de tránsito nos detuviera, aunque debí haberme negado a participar en el asunto y llamar a alguna autoridad, aunque me quedara sin trabajo. (Ese día me impactó el nulo interés de las mamás, por averiguar en qué iban a transportarse sus hijos -digo "mamás" porque solamente vi mamás dejando y recogiendo a los niños-). Confié en que no pasaría nada, aunque así justo pasan las cosas cuando pasan. Lo recuerdo siempre que pienso en las trabajadoras de la Guardería ABC, incluida la directora.

Según dice Daniel Gershenson AQUÍ, van más de veinte niños muertos, en guarderías públicas y privadas, después de ese 5 de junio. No tengo parámetros para saber si eso es mucho o poco, más allá del deseo de que ningún niño muera donde se supone que se le ha dejado seguro. Lo que sí me queda claro es que no parece haber condiciones de civilidad y justicia que prevengan realmente que otra cosa así vuelva a ocurrir. Ojalá las haya pronto. Se empieza por hacer notar su ausencia.

Silvia Parque

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