lunes, 7 de abril de 2014

Un pedacito de cuerpo guardado

Siempre he supuesto que lo más valioso que se puede tener es el tiempo. Pero es igual de valioso el cuerpo, porque el cuerpo sostiene la vida. Así que tan penoso como es perder tiempo, es perder cuerpo -con esta lógica puedo pensar, también, en empeñar el tiempo y empeñar el cuerpo, pero eso es otro asunto-.

Hoy perdí un pedacito de cuerpo y me entristeció cantidad. Perder la salud se vive diferente: el cuerpo está ahí, en malas condiciones pero ahí donde debe estar: los pies pegados a las piernas, las piernas embonadas en la cadera, la cadera junto al tronco y demás. Es tan difícil procesar la pérdida de un pedazo de cuerpo, que las personas que sufren una amputación, pueden seguir sintiendo la parte que les falta.

Yo contemplé hoy por la mañana un pedacitito de diente en mi mano, y aunque entienda perfecto que no es ninguna tragedia, la sensación de compunción me duró horas; ningún drama, nada que me distrajera del trabajo, solamente una tristeza pequeñita pero instalada muy bien.

Guardé el pedacito que es como una gotita solida de unos tres milímetros de largo. La aprecié y no la quiero perder por segunda vez, al menos hasta reparar el diente. Es mía. Le falta a mi cuerpo.

Silvia Parque

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