sábado, 5 de abril de 2014

Necesidad de aprobación

Las personas comunes necesitamos aprobación -entiéndase: aprobación del exterior: de alguien que no es una misma-. Pero hay una diferencia entre necesitar aprobación para confirmar una autoimagen positiva y darle brillo al autoestima, y necesitarla para comprar con ella algo de valía que sea peaje para andar en el mundo; en este último caso, el efecto de la aprobación se agota rápido y se hace necesaria más aprobación y más aprobación, de modo que la necesidad recurrente encadena a la persona, a la fuente de aprobación que encuentre (o a las fuentes, en plural).

También hay diferencia entre la necesidad que puede ser satisfecha con la aprobación que provenga de la persona o entidad que pueda darla, y la necesidad de que una persona específica sea quien apruebe. La posición de dependencia de quien necesita puede llegar a ser hasta peligrosa, frente al gran poder que adquiere el emisor de aprobación.

Todos, mientras crecíamos, nos encontramos necesitados de la aprobación de nuestros padres: mamá y papá, o lo que hizo las veces de mamá o de papá. A veces, mamá o papá no lograron transmitir su aprobación -o la persona creciendo no logró asimilarla-, y a veces, también, algunos mamás o papás no aprueban a sus hijos. Lo primero es problemático y lo segundo es más problemático. Pero afortunadamente, esta necesidad de aprobación por parte de mamá y de papá, puede irse dejando de lado en el camino de crecer; por supuesto, la persona puede aprobarse a sí misma, pero además, su necesidad puede dar cabida a fuentes alternativas de aprobación.

Y ya que arrieros somos, estaría bueno aprobar a las personas a quienes les tenemos cariño, por si lo anduvieran necesitando o les viniera bien.

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Sé de lo que hablas, vaya si lo sé. Es complejo...yo más que aprobación creo que necesito que me valoren, que en mi cabeza no es exactamente lo mismo. Hasta el aprobado llego sola, incluso en algunas facetas me doy hasta notable, también te digo que cuando decido suspenderme soy implacable, no tengo piedad conmigo misma, hasta te diría que me va a días.
    Pero si que necesito que los demás me valoren, así en general, en el trabajo, la pareja, los amigos...puedo vivir sin ello pero reconozco que acumulo rencorcillo y rabia cuando no se hace, y termino desmotivándome.
    Mis padres me han querido y me quieren muchísimo, pero desde luego hace tiempo que tengo analizado que mis inseguridades tienen mucho que ver con la proyección que recibía sobre quien era yo, y la poca fe que se tuvo siempre en mí, no en mi inteligencia sino en mi manera de gestionarla y encarar la vida, en como yo veía las cosas, ciertamente busqué esa aprobación que nunca ha llegado, aún hoy la sigo buscando, más que aprobación es el afán de no decepcionarlos aún más, porque mis decisiones siempre se cuestionan, y por ejemplo mis padres nunca me dirán algo como que soy una mala madre, pero subyace en sus críticas, la dejo demasiado a su aire, yo a ti no te hubiera dejado hacer tal cosa, llévala al médico que parece que no te preocupes, como la dejas salir con esa ropa etc etc etc, Es curioso como precisamente respecto a mi hija mi comportamiento con ella tiene que ver precisamente con no desear que viva las cosas como yo tuve que vivirlas, es decir, justo lo que pretenden de mí es lo que yo quiero evitarle, mi madre concretamente es mi modelo a NO seguir, y aún así hay veces en que yo también caigo y la critico demasiado (a mi seta), buscar el equilibrio no es fácil, pero siempre pienso que al menos yo soy consciente, mis padres nunca lo fueron ni lo serán.
    Si has leído el último comentario que te hago en la entrada del acoso, a ésto me refiero, ya me estás sacando reflexiones.
    Besitos

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    1. Bien complejo. Creo que entiendo lo que dices... se puede concebir que una no ha sido "aprobada suficientemente" cuando efectivamente, ya una ha sido aprobada, y lo que pasa es que la aprobación en eso no se considera importante: no se valora. Y qué duro puede ser. A quien no le genere rencorcillo, le generará tristeza, y con los años, la tristeza se pone dura y se hace costra que nos separa de los demás... yo digo.
      Yo ahora estoy pensando que nada más se puede "vivir bien" la paternidad/maternidad como encargo de Dios y de la mano de Dios, porque está complicado. Pobres, ¿cuántos quieren tanto, y al mismo tiempo dan mensajes que hacen tanto daño -a veces en la omisión de los mensajes que hacen falta-?
      Mi abuela ahora que vino, y que por algo salió el comentario de lo que yo tenga que arreglar en mi análisis, es como si se desilusionara de pensar: "yo que la quise tantísimo". Pero pues así es la vida. Se quiere desde "la falta" originaria que una trae, desde las heridas, desde los dolores; creo que por eso las mamás repiten cosas con sus hijas que no querrían -y como pareas, también lo hacemos con el hombre que amamos-; por eso hay que tratar de curarnos y aliviarnos. Pero no es fácil. La conciencia del pie del que cojeamos ya es algo importante, al menos sabemos cómo ayudar al otro, con quien estamos tratando, a reparar lo que podamos causarle, que ¡bueno!, creo que siempre será algo muy reparable cuando se parte de amar al otro, es decir, lo verdaderamente terrible es caer con una madre, un padre que no nada más tiene una o mil fallas, que no aprueba, acepta o valora lo que una es tal como es, sino que verdaderamente, no la quiere a una.
      Ahora voy a leerte :) ¡besitos!

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    2. "Yo digo"...tú dices y dices bien. En realidad has definido justo, justo lo que siento mucho mejor que yo con la palabra rencor. Es tristeza que con el tiempo se pone dura y termina volviéndose resignación por un lado y desidia por otro

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    3. Lo mejor es quitarla, porque pesa. Pero a veces, pues hay que seguir viviendo y parece que detenerse a "quitarla" no daría oportunidad de seguir haciendo malabares con las demandas "del diario".

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  2. necesidad de que nos acepten... necesidad de que nos quieran...! Hay un breve poema de Amalia Bautista que siempre que lo leo me sigue impresionando:

    "Todos necesitamos que nos quieran.
    Algunos infelices, sin embargo,
    no sabemos vivir para otra cosa."

    un abrazo!

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    1. Claro, detrás de la necesidad de aprobación está la necesidad de aceptación, y detrás de la necesidad de aceptación, la de ser querida.
      Qué manera de decirlo de esta poeta. Gracias por compartir, me lo dejo bien grabado :)
      ¡Un abrazo, Mónica!

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  3. Para reafirmarse hace falta que alguien te apruebe. Un beso.

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    1. Así es. La persona que lo hace puede ser realmente una bendición en la vida de una.
      Un beso, Susana.

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