Fue delicioso vivir en un centro tan bonito. Amé que mi cotidianidad tuviera lugar entre sus plazas y jardines, pero era difícil instalarme en un departamento céntrico, y sabía que, además, cambiar de coordenadas podía espabilarme para asumir que estoy en una etapa diferente de mi vida.
Es fácil justificar que entre lo que gano de espacio y lo que pago de renta, se compensan los tiempos de traslado y los gastos que puede ocasionar la distancia; pero en realidad, la decisión de en dónde duermo tiene más que ver con dónde dice el corazón "de aquí soy", que con otras cosas.
Silvia Parque
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