No le aclaro, porque no lo tengo tan claro, que no tengo ocho blusas blancas. Pero a mí su oferta no me conviene.
Me hace gracia que quiera explicarme. Dice "déjeme le explico para que no se enoje". Yo de verdad no me enojo; entiendo. La dejo hablar porque a pesar de que le he dicho que no hace falta que me explique, parece que le es necesario.
Simplemente no nos convenimos. Así pasa a veces. Hay otras lavanderías y otras clientas. En muchas otras interacciones, no es así de sencillo, así que hay que agradecer estas situaciones donde no pasa nada por el desencuentro.
Silvia Parque
No hay comentarios:
Publicar un comentario