domingo, 16 de marzo de 2014

El placer dominical de vegetar

Mis gustos se dan en un asiento: ver películas, comer, ir al teatro... o acostada. Cuando mi profesor de teatro dice que hay que "mantener la energía" en el escenario, me presenta el mayor reto del mundo. En la oficina o en la casa, hago todo lo posible por hacer con la menor cantidad de movimientos. Antes podía estirarme hasta estar a punto de caer de la silla, por alcanzar un lápiz sin levantarme y dar un paso; ya maduré un poco y no me pongo en peligro, pero a menudo se acumulan papeles por el piso -no en la oficina... aunque ahí se acumulan hojas sobre el escritorio-.

Si decreto que el domingo será para ver pelis y vegetar, puedo esuciarme de chocolate y pegarme en la pierna, retorciéndome para alcanzar el vaso de agua, antes de incorporarme como la gente decente. Pero tuve el buen tino de cambiar la pijama por ropa limpia, mover el futón y acomodar almohada y colchita, recoger la basura que me rodeaba y colocar estratégicamente cerca los insumos alimenticios del día. Y todos esos segundos de trabajo han dado su recompensa. Estoy como en el cielo pecaminoso del placer.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. A mí también me gusta la ley del mínimo esfuerzo, pero ten cuidado porque engancha. Un beso.

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    1. ¡Sí! Hay que andarse con tiento con estas cosas...
      Un beso, Susana :)

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  2. jajajajajajaja, tienes técnicas depuradas para minimizar esfuerzo.
    Un beso

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    1. ¡¡Sí!! Pero a veces acabo dándole la razón a mi mamá conlo de "el flojo trabaja doble" :S
      ¡Un beso, Matt!

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