Yo he quebrado la azucarera y hace una hora abandoné mis tareas, a pesar de que me iré temprano y urge que termine lo que estoy haciendo. Pero cuando no se puede, no se puede. Creo que es mejor interrumpir, tomar un respiro y un bocado de algo rico, y continuar cuando la cabeza esté en disposición de cooperar. De lo contrario, no solamente la tarea se hace pesada, sino que se hace más lenta y hay mayor oportunidad para el error.
No me gusta llevar trabajo a la casa, menos en fin de semana; pero me resulta peor trabajar cuando ya no quiero; cuando ya no quiero, ya no puedo; siento las tareas -precisamente- como "trabajo", es decir, como una obligación que cuesta esfuerzo, y eso me enfada. Mis tareas son interesantes y divertidas, se merecen una persona en condiciones de disfrutarlas. Y yo son una consentida: amo sentir que no es trabajo, lo que hago por lo que me pagan.
Silvia Parque
Haces bien. Si no tienes ganas de trabajar es mejor que lo dejes para otro momento. Un beso.
ResponderEliminarQue conste que no hablo de flojerita, porque entonces muchas cosas nunca saldrían; hablo de estar verdaderamente cansada o dispersa, de un no querer porque no se puede.
Eliminar¡Un beso, Susana!
Jeje, afortunada tú que disfrutas tu trabajo y puedes posponerlo cuando te resulta "trabajoso", yo a veces me doy una penita a mi misma jaja.
ResponderEliminarBesitos
Doy gracias a Dios por mi trabajo :) y por las personas que me dan las condiciones privilegiadas en las que me muevo.
EliminarCuando te canses o te abrumes, toma nota de que toca premio, Inma, que siempre haya compensación, aunque sea un ratito más bajo el agua caliente en la ducha :)
¡Muchos besos!