Portarnos bien, para empezar, no es obligatorio (como sí es obligatorio, socialmente, no portarnos mal); esto permite zafarnos del llamado a portarnos bien, y pone más difícil decidir no zafarnos.
Es gratificante hacer el bien del modo en que nos sentimos cómodos; pero muchas veces, hacer algo bueno para alguien requiere incomodarnos, a veces hasta el punto en que lastima. Muchas veces, cuesta.
Es gratificante hacer el bien del modo en que nos sentimos cómodos; pero muchas veces, hacer algo bueno para alguien requiere incomodarnos, a veces hasta el punto en que lastima. Muchas veces, cuesta.
Silvia Parque
Muchas veces cuesta, sin duda.
ResponderEliminarNunca me había puesto a pensar que no es lo mismo no portarse mal que portarse bien (aunque seguramente a esta altura ya lo sabía), siempre me gustan tus puntos de vista.
Un beso Silvia!
¡Muchas gracias, MC! Me halaga que te guste mi perspectiva :)
Eliminar¡Un beso!
Si cuesta tiene más mérito. Un beso.
ResponderEliminarSí; tal vez nada más cuando cuesta tiene mérito.
EliminarUn beso, Susana :)
Claro, es que no es lo mismo ser buena que no ser mala. Lo primero es activo, lo segundo basta con que no te apetezca hacer mal, pero para llegar a buena hay un trecho. Lo mismo que portarse bien o no portarse mal. Digamos que entre portarse bien y portarse mal como extremos hay un amplio espacio donde por cierto estamos la mayoría.
ResponderEliminarBesitos
Así justamente. Y me gustaría estar más del lado de portarme bien, al menos o para empezar, con quien amo.
EliminarBesitos, Inma :)