martes, 14 de enero de 2014

Portarnos bien

A veces cuesta portarnos bien. No portarnos mal es relativamente fácil para la mayoría de las personas. Muchas temeríamos ser descubiertas -y en su caso, castigadas-. A muchas, la crianza nos dejó impedidas para, en condiciones normales, hacer cosas malas -de las malas de verdad-.

Portarnos bien, para empezar, no es obligatorio (como sí es obligatorio, socialmente, no portarnos mal); esto permite zafarnos del llamado a portarnos bien, y pone más difícil decidir no zafarnos.

Es gratificante hacer el bien del modo en que nos sentimos cómodos; pero muchas veces, hacer algo bueno para alguien requiere incomodarnos, a veces hasta el punto en que lastima. Muchas veces, cuesta.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Muchas veces cuesta, sin duda.
    Nunca me había puesto a pensar que no es lo mismo no portarse mal que portarse bien (aunque seguramente a esta altura ya lo sabía), siempre me gustan tus puntos de vista.
    Un beso Silvia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias, MC! Me halaga que te guste mi perspectiva :)
      ¡Un beso!

      Eliminar
  2. Si cuesta tiene más mérito. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí; tal vez nada más cuando cuesta tiene mérito.
      Un beso, Susana :)

      Eliminar
  3. Claro, es que no es lo mismo ser buena que no ser mala. Lo primero es activo, lo segundo basta con que no te apetezca hacer mal, pero para llegar a buena hay un trecho. Lo mismo que portarse bien o no portarse mal. Digamos que entre portarse bien y portarse mal como extremos hay un amplio espacio donde por cierto estamos la mayoría.
    Besitos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así justamente. Y me gustaría estar más del lado de portarme bien, al menos o para empezar, con quien amo.
      Besitos, Inma :)

      Eliminar