Hay que rescatar el valor de las cosas que se pueden envolver. Se me dirá que tantas personas comprando hasta lo que no pueden pagar, son señal de que las cosas se valoran. Pero no lo creo. Eso no es darle valor a las cosas. Es el equivalente en adulto, del niño incapaz de recrearse en un regalo porque está ocupado en llevar la cuenta de los que ha recibido y ansioso por recibir el siguiente -si me fijo: además está cuidando cuántos regalos tiene el niño de junto-. Darle valor a las cosas es investir un objeto con cariño, entregar en un objeto, la buena voluntad. Y es que vivimos en un mundo material; nos gustan las cosas que consideramos bonitas, buenas o divertidas, y si hay algo mejor que recibirlas, es obsequiarlas.
Un regalo es una muestra de aprecio que a veces tiene mensajes importantes: el collar que un hombre le da a una mujer puede decir "te amo"; el que le da una mamá a su hija puede decir: "sé que eres una mujer hermosa". Según la situación, una tarjetita con un dibujo puede valer más que todo lo exhibido en una joyería. Algunos regalos se conservan o se recuerdan para siempre.
No hay por qué ajustarse a regalar cuando la convención social dice que toca hacerlo, ni a las personas a quienes no se les quiera regalar; pero qué pena cuando alguien lo que hace es escatimarse el gusto de dar y recibir.
Silvia Parque
He regalado tanto por obligación que me temo que le he perdido el gusto. Un beso.
ResponderEliminar¡Y con lo rico que sabe! ;D
EliminarUn beso, Susana :)
¡Lo suscribo de principio a fin!
ResponderEliminarPerfectamente explicado, sobre todo la frase final:
"pero qué pena cuando alguien lo que hace es escatimarse el gusto de dar y recibir"
Besazo
¡Bien! :D ¡Y es que es un gusto! Ayer tuvimos el tradicional "intercambio del trabajo" y fue bien bonito. Está el detalle de que nos queremos; pero yo creo que aunque no nos quisiéramos, dar y recibir se disfruta.
Eliminar¡Beso, Dolega!