Yo tendría que reescribir Mi vecino de arriba, porque el mío es un encanto. Qué bonito es ir por ahí haciéndole bonito el rato a los demás. En el trabajo, un vecino de Departamento -el único hombre en los cubículos de mujeres que saben de matemáticas- llega de vez en cuando a endulzarnos el lunes o el viernes. ¿Cómo no lo vamos a querer? ¿Cómo no va una a sonreír?
Silvia Parque
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