domingo, 7 de abril de 2013

La pregunta

Digo yo, que vamos por ahí buscando respuestas a unas preguntas equivocadas; al menos a mí me pasa. Querría decir que "me ha pasado", pero debe pasarme ahora mismo, sin que me dé cuenta. Se lo decía a mis alumnos cuando daba Seminario de Investigación: la pregunta es lo más importante. Lo digo ahora cuando doy asesoría: está bien o mal, apropiado o inapropiado, dependiendo de la pregunta; siempre regreso a lo mismo: "¿Cuál es tu pregunta?" Y es que hay preguntas que duelen como ninguna respuesta, que son una herida en sí mismas.

Ya sabemos que hay preguntas que es mejor no hacerse, pero hay otras a las que es mejor hacerles lugar, porque si no se formulan, una carga con un lastre, con un algo, que por no ser dicho se convierte en una bruma que invade el cuerpo, la mirada, los actos, los años.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Hay preguntas que es mejor no hacerse, pero aún así creo que es necesario. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Mi problema con las preguntas es que me hago demasiadas y aquellas que se me quedan sin respuesta, que son muchas, me desequilibran porque no puedo dejar de darles vueltas. Pienso ahora leyendo ésto si quizás las preguntas que me hago no son las adecuadas.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí no me ha hecho bien dar vueltas y vueltas a preguntas que ya sé que no se pueden responder -o que no se pueden responder en ese momento-. Y me he hecho muchas preguntas que ocultaban las verdaderas preguntas. Verlo con los niños es muy fácil, no sirve preguntarle a un niño "¿por qué hiciste eso?" cuando acaba de hacer "algo malo". No sabe porqué lo hizo, y el adulto nada más se va a desesperar.
      ¡Besos!

      Eliminar