lunes, 25 de marzo de 2013

Querido Tommy


Me centro en dos cosas: Primero, en el reconocimiento que hace el enamorado, de que no tiene lo necesario para que sus palabras conmuevan y persuadan a su pretendida. El experto en palabras responde, poco más, que eso es lo de menos. Pero a veces es cierto: a veces nuestros modos adolecen tanto, que mejor sería que alguien nos prestara los suyos. Y puede que no sea cuestión de nuestros modos, puede que el destinatario del mensaje hable otro idioma sentimental... o epistemológico.

Luego está el error de enfoque. El enamorado no sabe si, para conmover y persuadir, bastará con decir a su pretendida que la ama; el experto sugiere que sí. Pero a veces, tanto dar vueltas y buscar recursos, se debe a que creemos que el destinatario no ha escuchado, no ha entendido, no ha comprendido, no ha alcanzado a percibir, cuando simplemente, el destinatario rechaza. A veces tenemos miedo de que el destinatario no escuche, no entienda, no comprenda, no alcance a percibir, porque en el fondo ya hemos sentido el "no" antes de preguntar.

Silvia Parque

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