lunes, 4 de marzo de 2013

Hay que dejar el garrafón vacío


Se termina el garrafón de agua. Como yo no cargo el garrafón, solo le pongo unos tres o cuatro litros de agua de la llave, que desinfecto con plata coloidal. Por mientras.

Al día siguiente, se termina el garrafón de agua. Como no cargo el garrafón, solo le pongo unos tres o cuatro litros de agua de la llave y desinfecto con plata coloidal...

El ciclo se va a detener cuando instruya a mi marido, con letras grandes y rojas, para que vacíe lo que haya de agua en el garrafón y vaya a comprar otro. Como no tengo sed en la noche, cuando él llega, ni en la mañana cuando me voy, no ha habido letras grandes y rojas. Tampoco he salido a buscar quien cargue el garrafón -no faltaría quien, si lo buscara- y menos he considerado la opción de rodar el garrafón hasta la tienda, que está muy cerca.

Creo que así pasa con otras cosas. Cubrimos lo urgente con soluciones temporales por debajo de nuestras expectativas y esa pobre satisfacción de la necesidad disminuye la motivación para ir por lo que queremos de verdad.

Silvia Parque

No hay comentarios:

Publicar un comentario