sábado, 16 de febrero de 2013

Tortuga pegada

Las observé de lejos, las perdí de vista, las observé de cerca... a una... a la otra. Exploraron, escalaron. Las perdí de vista otra vez, las busqué y vi que estuvieran bien... Metí a la pequeña a su casa. Pero la otra parecía muy a gusto. Claro que suponer que un reptil está "muy a gusto", es mucho suponer.

Un par de horas después, consulté por teléfono: "¿la dejaré que pase la noche donde está?" El hombre declaró un educado pero terminante "no", que me puso a mover las cosas detrás del mueble, para sacar a la tortuga... porque les gustan los lugares donde quedan medio "escondidas". Aunque debí pensar que, en realidad, le gustan a la otra, a la pequeña...

Y la vi en la trampa. Pegada. Pegada a una trampa para ratones que olvidé hace meses, cuando fue evidente que no había un ratón en la casa.

Si  jalaba, lastimaría sus patitas. Porque afortunadamente, no estaba pegada de todo el cuerpo, sino -no sé por qué- nada más de sus dos patas derechas.

Fui a buscar a mi vecina de enfrente, que es veterinaria. Llamé al hombre, que no contestó durante toda la crisis. Sabía que iba a sacarla de ahí, pero no quería que perdiera sus garritas.

Lo logramos.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Ay dios que rato más malo! Pobre tortuguita, eso si es una crisis en toda regla jaja, movilizaste a medio vecindario. Ahora tendrás que llevarla a terapia por el estado de shock en que se hallará. Irresponsable!

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    1. La verdad es que ella tiene un grado de madurez superior al mío, y creo que superior al del humano término medio, así que se pone por encima de lo que ocurra ;) pero sí fue una breve gran crisis para mí, sobre todo porque mientras ocurría, hacía un berrinchito mental porque el hombre no me contestaba el teléfono.
      Besos, Inmagina

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  2. Me alegro de que tu tortuga saliera ilesa. Yo también echo de menos el ordenador cuando no lo tengo disponible. Un beso.

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  3. Menos mal que pudieron sacarla de allí! Tengo un conocido que tenía una tortuga la cual se lastimó sus patitas, y tuvo que comprarle unas rueditas (como de silla giratoria) y adaptarla con alguna maderita o algo así para que se movilice de esa forma. Me dio mucha pena. Saludos!

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    1. ¡Qué horror! Pobre tortuguita. En este caso ha sido completa responsabilidad nuestra, por olvidar que estaba ahí la trampa. Cuando la liberé, la revisé lo mejor que pude, y según yo no le pasó nada. Tengo que revisar más de cerca si está nadando y moviéndose igual que siempre.
      ¡Saludos!

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