domingo, 13 de enero de 2013

Reacción alérgica al trabajo dominical

Tomé una siesta. Desperté o algo parecido a despertar, y de un modo extraño, mi mente estaba abierta y clara, como llena de la luz del mediodía, pero no podía mover el cuerpo; no es que me doliera, no es que se sintiera pesado, y nada que ver con experiencias místico-metafísicas; simplemente, no lo sentía en absoluto. Debía seguir en la cama. No podía pensar como si estuviera despierta, pero pensaba con una extraña lucidez, dormida. Le di un rato, y otro rato, hasta que hice al cuerpo que saliera de donde estaba. No fue difícil; no fue como esa sensación madrugadora de "todavía no"; fue inmediato: decidí que era hora y me puse de pie, pero tuve la certeza de que no debía salir de la cama.

Las extremidades se sienten ligeras y respondientes, el tronco parece ajeno; en general, tengo una sensación de extrañeza que me hace no decir "mi cuerpo". La cabeza está pesada como solía estarlo hace un par de años. Me daré un baño.

Silvia Parque

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