Desde que dejé de tener cerca a la abuela, valoro mucho la comida "de verdad"; pero de cuando en cuando, se me antoja algo hipercalórico e hiponutritivo.
Creo que además del efecto de la mercadotecnia y de los azúcares procesados, tengo una asociación con uno de mis momentos más felices. Había ido con mi abuelo a la ciudad donde él vivía de lunes a viernes, y para cenar, compró un montón de chucherías. Recuerdo todos esos colores sobre su cama.
Silvia Parque
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