jueves, 3 de mayo de 2012

Un poco sobre el hombre que amo

Hay dos cosas que me llaman la atención de este hombre: cómo sostiene la mirada, como si no tuviera deudas, y cómo puede ver a las otras personas -dicen que "mi abuelo" tenía el mismo buen ojo para la gente-.

Con estas características, no es raro que sea duro; de una dureza que puede ser áspera, porque no es virtuosa. No es íntegro. No tiene la honestidad que le pedían los españoles a los indios. Y sin embargo, es bueno conmigo; por ejemplo, me abraza cuando lloro y haría casi cualquier cosa por quitarme el dolor.

Silvia Parque

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