sábado, 26 de mayo de 2012

La locura de arrullar tortugas

Las tortugas en casa satisacen la expectativa filosófico-existencial: las pienso, me pienso, pienso. No son lo que esperaba. No tienen nombre porque no lo necesitan. Excepto por esto último y por el género animal, son como yo.

Han sido colocadas en una posición que me permite verter sobre ellas todo el supuesto deseo de un hijo. Me preocupan; me ocupo. Me "llenan".

Las amo.

Esto del momento para la maternidad es crítico.

Silvia Parque

No hay comentarios:

Publicar un comentario