sábado, 14 de abril de 2012

Ser cabeza dura no paga

Leí hace mucho que no hay mérito en tratar de atravesar un obstáculo golpeando con la cabeza.

He pasado los últimos días trabajando en las paredes de mi casa. Primero, había que desprender una parte maltratada que estaba a punto de caer: había que buscar una parte desprendida, meter la espátula ahí y desprender el pedazo completo. De no haber una parte desprendida, lo lógico es dejar en paz esa parte de la pared; pero la compulsión me tuvo atacando a la pobre pared en un compromiso personal con la labor de desprendimiento. Luego, había que enyesar lo lastimado de la pared, que habría sido relativamente poco de no haber desprendido pared compulsivamente.

El yeso seca rápido. Si se prepara más que un poco de yeso, se echa a perder. Así que preparaba, digamos, una mezla de cinco cucharadas y me daba cuenta de que lo ideal sería una mezcla de tres cucharadas. La siguiente vez, preparaba una mezcla de cinco cucharadas: tres parecía poco. Hubo un camino muy largo hasta llegar a las dos cucharadas con las que terminé. Eso es ser cabeza dura.

Lo macabro es que así debo estar siendo en cosas más importantes que la pared.

Silvia Parque

No hay comentarios:

Publicar un comentario