sábado, 31 de marzo de 2012

Entre la siesta, el té, el quehacer de la casa, y la proximidad de la semana santa

Algunos aconsejan "mortificar el cuerpo" o "mortificar la carne", para algo así como trascender la dimensión meramente animal del ser humano, entrando en contacto con lo espiritual. Aunque en esta cuestión la idea más cercana es la de la penitencia y la expiación, hay quien se mete en el camino de la mortificación para practicar la disciplina y aumentar el autocontrol. No es mi camino. Mortifiqué a mi cuerpo bastante, tratándolo como si tuviera superpoderes y prefiriendo el placer de un momento a la garantía de una vejez saludable. Si pudiera regresar al pasado, volvería a hacer lo segundo. Ahora, con más de treinta años, pretendo tratarlo con la mayor de las consideraciones posibles, e intentar recordar que no es algo que yo "tenga", que soy eso, también: cuerpo.

Silvia Parque 

No hay comentarios:

Publicar un comentario