martes, 15 de noviembre de 2011

Dentro y afuera, de mi casa y del centro de la ciudad

Me gusta la selección musical de los vecinos. No me molesta el ruido del tráfico ni el de la gente que pasa. Pero no me gusta la impresión de tenerlos adentro.

Cierro la ventana. Ahora estoy en mi palacio y castillo, otra vez. Cuando lo de afuera queda afuera, esto se llena de lucimiento: cada cosa ocupa su volumen y estamos todos en armonía -veo los cuadros que acaban de llegar, ayer: bellos-.

Me pregunto cómo hace la ventana, si lo que nos separa de afuera es el grosor del vidrio o la pesada estructura de metal. Es una ventana grande, de dos hojas, con tres recuadros en cada una. La abrimos y cerramos según vaya siendo necesario el aire o el sol o la privacidad.

Silvia Parque

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